Las cigarras o chicharras, son unos insectos del orden de los hemípteros. Éstos se caracterizan por sus alas anteriores, que son mitad duras, mitad membranosas, y por poseer un aparato bucal chupador; en el caso de la cigarra éste le sirve para captar la savia de los árboles, que conforma su dieta fundamental. Las cigarras pueden llegar a medir unos 7 cm. Las reconocemos por su característico canto en época estival. Este canto es sólo producido por los machos, que lo emplean como reclamo para atraer a las hembras. Lo producen a través de la vibración de unas membranas que poseen a ambos lados del abdomen.
En cuanto al ciclo de vida de las cigarras, las hembras ponen sus huevos durante el verano en plantas herbáceas o ramas secas (pueden llegar a poner hasta 12). Los huevos eclosionarán a finales de verano y de ellos nacerán las larvas, que poco después se enterrarán bajo tierra durante un tiempo variable según la especie; algunas pueden pasarse años bajo tierra. En este período la larva se alimentará de la savia de las raíces de los árboles para convertirse en ninfa. Tras finalizar esta fase, salen a la superficie y suben a los árboles sufriendo su última transformación. Entonces se aparearán y morirán.
Aunque las cigarras prefieren climas templados o cálidos, este insecto se extiende por todo el mundo (a excepción de la Antártida). Existen numerosas clases de cigarras. En Europa la más extendida es la Cicada Plebeius, ésta presenta un color parduzco que la permite camuflarse muy fácilmente con la corteza de los árboles.