Hoy vamos a hablar de otro árbol frutal, esta vez, del Almendro (Prunus amygdalus). Este es un árbol muy reconocible por sus flores, de color blanco o rosado, con unos pétalos de entre 2 y 5 cm. En España, éstas suelen florecer a partir de Febrero. Podemos encontrar almendros naturales (no cultivados) a lo largo de la Península Ibérica, pero éstos son originarios de Asia. Se cree que fueron traídos por los Fenicios.
El almendro no es un árbol demasiado grande, lo máximo que alcanza son los 5 metros de altura. Sus hojas, alargadas, puntiagudas, lanceoladas y dentadas, caen en otoño al ser el almendro un árbol caducifolio. El tronco del almendro pasa de ser verde y liso, cuando es joven, a ser de color grisáceo y agrietado, cuando el árbol es adulto.
En cuanto al fruto del almendro, éste es un fruto carnoso, aunque seco, que rodea el hueso. Su piel es suave como la del melocotón y de color verde. Del hueso es de donde se saca la almendra, que no es más que la semilla que alberga en su interior. De almendra podríamos decir a grosso modo que hay dos clases, las dulces y las amargas.
- Las dulces son las aptas para el consumo, que a su vez se divide en otras variantes, como la Mollar, que posee una cáscara más blanda, o la Marcona, muy apreciada por su dulzor.
- Las amargas se han empleado en medicina, pero son altamente tóxicas para el ser humano, pudiendo 100 gramos matar a un adulto.
Por último, comentar que el almendro es un árbol de climas templados, capaz de soportar altas temperaturas y las sequías. No es demasiado tolerante a las heladas, y aunque las resista, pueden resentir la calidad del fruto.